Dicen que hablar conmigo es igual a hablar con una pared o una piedra,
que no hay diferencia entre su reacción y la mía
ante los consejos, los elogios y las criticas,
inclusive ante alguna caricia...
Pero como esta escrito: "si estos permanecieran callados,
las piedras clamarían".
Por eso, es probable que cuando todo se haga silencio,
cuando se calle el ruido, y nadie me este esperando
quizás ahí puedas escucharme, al principio susurrando algo
mezcla de latín y de una lengua que aun no se ha inventado.
Y tal vez te termine gritando mis miedos
y por cada miedo, un sueño frustrado.
Pero entendeme, todos nos guardamos algo...
Ah! me olvidaba, ya no hay nadie a mi lado.
Y me arrepiento tanto.
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